Este martes imputaron a un hombre de 22 años por el crimen del «arbolito» Carlos Alberto Farías, quien tras ser asesinado fue ocultado durante dos días en un local de la peatonal santafesina. El juez Lisandro Aguirre dispuso la prisión preventiva.
A Augusto Joaquín Monzón, quien dijo ser prestamista, le atribuyeron el «homicidio calificado criminis causa» del «Pelusa» Farías. Durante la audiencia, en la que también solicitó la privación de la libertad, el fiscal de la Unidad Especial de Homicidios, Estanislao Giavedoni, expuso detalles del caso.
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El fiscal Estanislao Giavedoni imputó a Monzón por «homicidio criminis causa», delito que tiene una pena de prisión perpetua. Crédito: Flavio Raina
La última comunicación del «arbolito» con su familia, un posible «negocio importante» y los registros de las cámaras de seguridad que fueron claves para la investigación fiscal, «pintan» el contexto en el que ocurrió el crimen.
Un «negocio importante»
Farías se dedicaba al cambio de moneda desde hacía 20 años. Solía operar en la esquina de la peatonal San Martín y calle Tucumán.
El miércoles 21 de febrero había acordado que buscaría, por la tarde, a uno de sus hijos, que estaba en una clínica. Sin embargo, pasado el mediodía se comunicó con su esposa para pedirle que fuera ella, ya que le había surgido un «negocio importante». Lo mismo le dijo a su hija.
Ese fue el último contacto del «arbolito» con su familia. Cuando no regresó a su hogar, ni lograron contactarlo, decidieron realizar la denuncia de paradero, y allí comenzó la investigación que dos días más tarde terminaría encontrando su cuerpo en el depósito de un local comercial, entre bolsa de ropa.
Desconocidos
Con los datos que la familia aportó, los investigadores de la Unidad de Trata de Personas solicitaron los registros de las cámaras de videovigilancia que la Municipalidad de Santa Fe tiene instaladas en la zona céntrica de la ciudad, especialmente las de la peatonal.
Así lograron ubicar a Farías en la esquina donde solía operar, el mediodía del miércoles en el que desapareció. Siguieron sus pasos, y detectaron que alrededor de las 13.15 comenzó a caminar por San Martín, en dirección al norte.
Cruzó calle Eva Perón y caminó unos cuantos metros. El fiscal señaló que se notaba que no sabía bien a qué local debía ir, y que cuando tomó contacto con Monzón, el saludo dio a entender que no se conocían.
El último registro
Augusto Monzón estaba parado frente al local de venta de indumentaria «California Bay», a la espera de Farías. Momentos antes había ido a buscar a su novia, que trabajaba allí, para luego dirigirse al departamento céntrico que compartían. Se cambió de ropa, y fue a encontrarse con el «arbolito».
El último registro de Farías con vida es el de una de las cámaras, que lo captó ingresando al local junto a Monzón a las 13.30. No se registraron movimientos hasta pasadas las 15.15, cuando sólo un hombre salió de allí.
La camisa celeste de Monzón estaba azul, se cree que debido a la transpiración por haber limpiado el lugar y movido el cuerpo. Se fue del lugar y ya no regresó. Pasó alrededor de una hora hasta que su novia volvió al local, para abrirlo al público.
Hallazgo y detención
Con los registros de las cámaras en su poder, aunque aun desconociendo la identidad de Monzón, personal de Trata de Personas se presentó en el lugar el viernes, y realizó una requisa.
Encontraron el cuerpo sin vida de Farías en el depósito. Había sido ocultado entre bolsas de ropa. Su rostro estaba casi desfigurado. La autopsia confirmó que falleció a causa de los graves traumatismos de cráneo que sufrió, por los golpes con un elemento contundente en la cabeza y el rostro.
«Pelusa» Farías estuvo más de dos días muerto dentro del comercio
Los empleados del local fueron entrevistados, y reconocieron a Monzón como el hombre que ingresó a «California Bay» con Farías. La mañana del sábado, cuando el prestamista se presentó en la Comisaría 1ra para pedir ver a su novia, que estaba detenida, fue arrestado.
Esa misma mañana había recuperado la libertad un empleado del local, y lo mismo sucedió con la mujer por la siesta. La fiscalía informó que ella no fue desvinculada del proceso penal.
El morral y el celular
Monzón fue imputado este martes, y durante la misma audiencia quedó en prisión preventiva. El fiscal Giavedoni informó que durante el viernes y el sábado se realizaron allanamientos, uno de los cuales fue en el departamento donde residía el prestamista.
También señaló que en se realizaron múltiples pericias en el local comercial, y que las pruebas de luminol mostraron una gran mancha en el salón, y rastros que atravesaban el pequeño pasillo que conecta ese sector con el depósito, donde también había manchas. Se tomaron muestras y se espera el resultado para saber si se trata de sangre, ya que todo había sido limpiado.
También señaló que fue hallado el morral de Farías, en un pasillo que divide el local de otro. El mismo contenía un total de 200 dólares en billetes de poca denominación. El celular del «arbolito» no apareció.
Al momento de la atribución delictiva, Giavedoni endilgó a Monzón haberse llevado el dinero y el teléfono de la víctima.
Prisión
Al momento de solicitar la cautelar de máxima, el fiscal hizo hincapié en que el delito imputado tiene como pena en expectativa la prisión perpetua, y en que existen tanto riesgos de fuga como de entorpecimiento probatorio. Hay cuestiones que aún deben ser aclaradas, pericias a realizar y personas por entrevistar.
La defensa, a cargo de los Dres. Juan José Patiño y Martín Scurato, consintió la prisión preventiva y sostuvo la inocencia de su cliente.
El magistrado resolvió de acuerdo a lo planteado por las partes, ordenando la cautelar de máxima para el prestamista Augusto Monzón.
Fuente El Litoral