El dirigente de derecha se impuso por unos 10 puntos sobre Fernando Haddad, del PT. Ante sus partidarios, dijo que su gobierno va a cambiar el destino de los brasileños.
Brasil decidió dar un giro a su futuro y este domingo consagró a Jair Bolsonaro como el próximo presidente del país. Casi tres horas después del cierre de las primeras urnas, el Tribunal Superior Electoral anunció que el ex militar había ganado los comicios. Con 99,9% de los votos contabilizados, Bolsonaro encabezaba los resultados con 55,1%, mientras que su rival Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores, sumaba el 44,8%.
El presidente electo utilizó una transmisión en vivo a través de su página de Facebook a modo de celebración de su victoria. Del lado de afuera, sus partidarios apostados desde este domingo muy temprano en las puertas de su residencia en Barra da Tijuca, lanzaron cohetes y festejaron a lo grande cuando a las 19 horas se publicaban las primeras bocas de urna que confirmaban prácticamente su victoria. Su adversario en esta disputa maratónica fue derrotado, pero no en forma avasalladora: obtuvo 47 millones de votos contra 57,8 millones de Bolsonaro, quien se impuso en 16 de 27 estados.
“Ustedes serán mis testigos de que este gobierno será un defensor de la Constitución, de la democracia y la libertad. Es una promesa no de un partido, no es la palabra de un hombre, es un juramento ante Dios”, afirmó anoche Bolsonaro ante el júbilo de sus partidarios y en su primer mensaje como nuevo jefe de Estado. “Vamos juntos a cambiar el destino de Brasil”, agregó.
Al enfrentarse a la prensa, Bolsonaro agradeció el apoyo del diputado evangélico Magno Malta, quien le brindó un respaldo especial cuando estaba internado en San Pablo, luego del ataque a cuchilladas recibido en Juiz de Fora, que lo postró en plena campaña electoral.
Bolsonaro recordó: “Nunca estuve solo. Siempre sentí el poder de Dios y la fuerza del pueblo brasileño, con las oraciones de familias enteras”. Finalmente dirigió un discurso a la población a través de las redes. “Debemos acostumbrarnos a vivir con la verdad. Y ésta tiene que comenzar a valer en los hogares y subir hasta los niveles más altos”. Apuntó contra la prensa, al señalar: “Ganamos con los grandes medios que nos criticaron y sin contar con recursos económicos. No queríamos continuar flirteando con el comunismo y el socialismo, y con el extremismo de la izquierda. Fuimos declarados vencedores y, lo que más quiero, siguiendo enseñanzas de la Biblia y la Constitución”.
Al triunfar a los 63 años como futuro jefe del Palacio del Planalto, Bolsonaro mostró indefinición en la composición de su futuro equipo ministerial, que deberá asumir el próximo 1° de enero cuando inicie su mandato. Por el momento hay confirmados tan sólo tres colaboradores de primer nivel: Paulo Guedes, al frente del Ministerio de Hacienda; el general Augusto Heleno, en Defensa y el diputado Onyx Lorenzoni como jefe de la Casa Civil, que oficia de coordinación del gabinete ministerial.
A lo largo de estos meses de campaña, tanto el presidente electo como sus hijos y su vice, el general Hamilton Mourao, protagonizaron declaraciones polémicas. Esto llevó a una disminución en la distancia que guardaba con su oponente Haddad. Los 18 puntos que los diferenciaban en un principio terminaron en 10. Se afirma que influyeron en este decrecimiento de popularidad de la última semana las declaraciones de corte autoritario sobre instituciones nacionales como cuando su hijo Eduardo, un diputado, dijo que la Corte Suprema de Justicia podía ser clausurada con “un cabo y un soldado”.
En la jornada del domingo hubo algunos tumultos en San Pablo y en Río de Janeiro. En la capital fluminense, los partidarios del presidente electo festejaron desde temprano frente al condominio de Barra da Tijuca donde tiene su casa. Se juntaron varios centenares y la fiesta pudo terminar mal, si no hubiera prevalecido la lógica policial. Enfervorizados, los bolsonaristas se lanzaron contra un vehículo de la TV Globo -que tiene su sede en esta ciudad-, golpeándolo en carrocería y vidrios. La rabia de esos manifestantes se debió a que la emisora mantuvo, hasta el final, una posición independiente.
La carrera presidencial de Bolsonaro se destacó, en lo fundamental, por lo meteórica. En febrero de 2017, cuando se candidateó para comandar la Cámara de Diputados, obtuvo apenas 4 votos de los 513 legisladores en condiciones de elegir el presidente del cuerpo. Unos 18 meses después realizaba el milagro de obtener 50 millones de votos en la primera vuelta. Había partido de ser un “innominado”. Tanto que, en su época de parlamentario, era “un legislador típico del llamado bajo clero sin ninguna clase de influencia política”, recordó Humberto Dantas, profesor en la Escuela de Sociología Política de San Pablo.
La velocidad del proceso que convirtió a Bolsonaro en presidente, provocó la sorpresa y admiración de Steve Bannon, el ex asesor de Donald Trump. Entre los factores que citó, mencionó un “capitalismo clientelista”, la corrupción y la incompetencia: “Es una aversión contra la clase política que se perpetúa”.
Para otros expertos, sin embargo, el éxito de la campaña tuvo otros fundamentos: fue capaz de crear el “Mito”, al punto que los seguidores adoptaron la costumbre de vocear ese adjetivo como nombre del electo. Según el antropólogo Piero Leirner, de la Universidad Federal de San Carlos y un estudioso de las instituciones militares, los métodos de comunicación usado por Bolsonaro se basaron en “estrategias militares avanzadas”, que se manejaron de manera “inteligente y muy elaborada”. La impresión de candidato contradictorio distó así de la de un simple “amateur”.