Varios audios en soporte digital fueron aportados a la causa. En uno de ellos se escucha, a quien sería Pablo Cejas, hostigando a uno de los presuntos homicidas, días antes de su muerte. En otro, una mujer vinculada a la policía dice “los tenía arrodillados, apuntándoles a la cabeza a dos chicos”, en referencia al cabo asesinado.
“G.y N estaban de rodillas y él le apuntaba a la cabeza, y llegó uno de los otros, y de atrás le pegó un tiro en la nuca, cae al piso y alcanza a dispararle a N. en la cabeza, y lo roza. Luego dispara de nuevo y lo hiere a A. en la pierna. Y luego lo acribillaron a balazos y lo arrastraron hasta el basural, unos 30 metros, fue en la casa de G. y N”, dice por mensaje de WhastApp una mujer – presumiblemente policía – que envía unos de los primeros audios a varios agentes policiales, la misma noche. La tercera persona a la que hace referencia es a A. , un compinche de G. y N, sospechados de haber disparado 12 veces contra Cejas, bajo la luz tenue de la luna de Yapeyú, el lunes 17.
Para los investigadores, los mismos chicos que mataron a Cejas son los que acabaron con la vida de Walter Gómez, alias “Bahiano”, que murió el 4 de julio pasado en el Hospital Cullen, después de una larga agonía, tras una balacera que perforó varias veces su cuerpo una semana antes del deceso, también en Yapeyú, jurisdicción de la Seccional Séptima, conocida por sus relaciones con los narcos de la jurisdicción, algunos fuertes y con poder económico, otros, dealers devastados por el consumo de cocaína cortada, pastillas y alcohol. Los pesquisas creen que tanto G. como N. fueron reclutados por narcos del barrio que responden a “M”., un vendedor barrial que disputa territorio con los mellizos “T” y con “L. M”, aprovechando que los clanes anteriores están presos: Los Calderón, los Almirón y recientemente, los Bergallo.
En otro audio, quien sería Pablo Cejas (los investigadores no tienen duda, aunque esperan pericias de voz) mantiene una conversación con una mujer y le dice “Hola mi amor, acá lo tengo al que te está rompiendo las bolas, ¿te lo mato o no?- – ¿Quién es?, le dice la mujer. – “El petiso de mierda que le está rompiendo las bolas a tu hijo, que hago, decime,¿ lo ‘boleteo’ o no?. La mujer le pide que le pase con él, con el que está siendo sometido, en apariencia. “Qué te voy a dar si está recagado éste, lo encontré acá en el pasillo, atrás de (el frigorífico) Tacural (ubicado en Chaco al 6.300)”.
Desde el MPA trabajan la hipótesis que es el policía asesinado el que tiene reducido al joven, que sería G.C, uno de los sindicados como autores del crimen del cabo. Los detectives sostienen que el asesinato atroz se debe a una venganza de un grupo de jóvenes – al menos tres – por una serie de maniobras de hostigamiento desplegadas por el policía acribillado. Además conectan otro dato de importancia: la denuncia presentada el 26 de mayo pasado por la madre del joven G.C, que señaló a Cejas como el responsable de los balazos que impactaron en el frente de la vivienda donde habita el muchacho. Pericias ordenadas por fiscales en turno en ese entonces demuestran la veracidad de los dichos de la mujer, aunque el policía no fue imputado por el hecho.
Pablo Cejas, ex soldado del Ejército Argentino, ingresó a la policía con una preparación mínima y siempre fue un rebelde. Sus atributos en el uso de armas de fuego lo hicieron chocar más de una vez con los instructores locales. En 2015 recibió dos balazos en una ruta camino a Recreo. El hecho nunca fue esclarecido y se atribuyó el ataque a las denuncias que el policía hizo contra personal policial, jefes y la connivencia con narcos barriales, sobre todo en el noroeste de la ciudad capital.
En 2016 volvió a ser noticia después de protagonizar un hecho temerario. Se atrincheró en un comedor de la costanera santafesina y desde ahí realizó una serie de disparos. Según dijo, «harto de no tener apoyo en sus denuncias». A pesar de la falta grave, se le restituyó el arma y la placa. Cumplía funciones en el Departamento de Operaciones de la provincia (D3).
H.M.G