Los dispuso el juez Jorge Patrizi luego de una extensa audiencia donde se debatió la permanencia en estado de detención de dos integrantes del grupo que pergeñó el asalto a la agencia de turismo.
A las seis y cuarto de la tarde del 11 de febrero pasado, Juan Manuel Ruffino y Brian Damiani llegaron a la casa de Edgardo Verón, en barrio Los Troncos. Arribaron en un Toyota Corolla de color blanco, junto a dos personas más, un hombre y una mujer. La joven, estaba sentada adelante. Se bajaron todos en la casa de Verón, un conocido de Ruffino, de 25 años, grandote, pesado, empleado en una agencia de seguridad en Santa Fe. Todos estaban nerviosos. Alguna cagada se habían mandado. Ruffino pide poner “Aire de Santa Fe” (la radio del empresario y animador local Luis Mino, de mayor audiencia en la región) para saber “si dicen algo, hicimos un trabajo y salió mal”, dijo. Minutos más tarde Ruffino se volvió a su casa, que comparte con sus padres y su hermano, con quien además tiene a medias el Corolla. El padre, un ex comisario de la policía santafesina y su hermano, penitenciario en Piñero, aún no saben nada, o al menos, no saben que “algo salió mal”. Antes de arrancar el Toyota le sacan las calcos de las ópticas. Los otros tres, se suben a un Fiat Palio color negro, que llegó al lugar 10 minutos después, con dos personas a bordo. Se suben los cinco y se van.
El Corolla, había quedado registrado en las cámaras de seguridad del centro. Estuvo esperando en la zona de la oficina de Aguas Santafesinas, en La Rioja al 2.400, al resto del grupo, que había bajado hasta la empresa de turismo a robar. La cámara de seguridad del Pago Fácil de la esquina de La Rioja y 25 de Mayo registra la patente. Luego vino la consulta al Registro de la Propiedad Automotor y un domicilio: Arenales al 9.200, vivienda de los Ruffino. Alli fue encontrado el auto algunas horas después. El atraco pensado por la banda no había terminado bien. Hugo Oldani, de 63 años, dueño dela agencia de turismo había muerto y gran parte dela policía buscaba a los autores del crimen.
La testigo principal del hecho fue una empleada de una playa de estacionamiento ubicada en frente del lugar del hecho. Vio todo, el auto, los asaltantes, el “campana” y los otros dos. Hizo una descripción pormenorizada que permitió, luego con las cámaras del lugar individualizar a Brian Damiani, de 21 años. Luego, mediante el seguimiento de las cámaras se determinó que Ruffino bajó a los tres restantes del lado de ingreso a la Galería por calle Rivadavia, ellos siguieron a pie hasta la agencia y el chofer siguió y dio la vuelta en Rioja, donde estacionó. Un hombre y una mujer ingresaron al lugar del hecho, hubo un diálogo y el robo de un morral color beige. Al escapar, Oldani forcejea y recibe un tiro en la panza, de una 9 milimetros, que ingresa y sale de su cuerpo. El guardia de la casa de cambio Mediterranea intenta auxiliar a Oldani, que pierde fuerzas y se desploma en su oficina. “Algo salió mal”.
Indicios y pruebas en grado de probabilidad
El apretado relato de los hechos anteriormente descripto fue desarrollado profusamente por la Fiscal Cristina Ferraro en la audiencia de este miércoles en donde justificó la prisión preventiva de los dos detenidos. En el caso de Ruffino, destruyó la versión que había realizado en una comisaria de Recreo el día 12, donde dijo haber sido víctima de una banda que lo obligó a trasladarlos hasta la agencia de turismo y luego, encañonado y amenazado huir del lugar hacia el norte. Con tanta inverosimilitud, a Ruffino se le escapó un detalle clave en su exposición: a la casa de Verón habían ido y el morador contó a los pesquisas de PDI otra historia. Lo puso a Ruffino en otro lugar, con un rol voluntario dentro del esquema y del plan. En cuanto a Damiani, la fiscal detalló que fue una persona aportó a los investigadores el nombre del muchacho, que lo hizo bajo la figura de identidad reservada y que dijo tener el Instagram de él, porque lo seguía en la red social. Damiani, sin saber que su suerte estaba echada esa tarde del atraco, estaba de remera mangas cortas, donde se apreciaba su tatuaje en el brazo izquierdo, que se extiende desde el antebrazo hasta la mano, con una forma de crucifijo. En un 80% coincidió el examen de imágenes de la PDI del chico de la red social con el que tomaron las cámaras de seguridad. Para la Fiscal ése dato era mucho más que una probabilidad y el viernes por la noche pidió dos órdenes de detención, que se efectivizaron el domingo. Para la defensa de Damiani el argumento de Ferraro era flaco y pidieron que su pupilo permanezca bajo la guarda de la madre hasta el juicio. Se lo rechazó el juez en una conclusión que duró una hora.
Ruffino, asistido por un defensor particular, el doctor Raúl Berizzo, pidió declarar. Aplomado, sereno, dijo e insistió en haber sido víctima del grupo. No dijo que subió al auto a Damiani y tampoco la fiscal se interesó en saberlo. Pero el preso lanzó un dato revelador. Dijo que el domingo cuando lo detuvo la PDI les dio a los detectives el nombre del hombre que robó el morral de la agencia de turismo. Patrizi, al final de la audiencia pidió a los pocos periodistas presentes que no revelaran el nombre hasta tanto se realicen medidas al respecto. De todos modos, ése nombre ya figuraba en parte de inteligencia de la PDI del jueves pasado. Es decir, estaba en la mira de la Fiscalía.
Medidas aún sin resultados
El viernes 14 la fiscal Ferraro ordenó una batería de medidas a través de un oficio que giró al ministerio de Seguridad ésa misma noche. Entre las órdenes figuraban ingresar con un cerrajero al lugar, secuestrar elementos informáticos, agendas, documentos y abrir la caja fuerte del local. Todas las medidas se pedían para ser practicadas el sábado 15, pero se llevaron adelante el lunes 17. El oficio llegó al ministerio el viernes a las 20.42, de acuerdo a lo que pudo reconstruir este medio. Se desconocen los motivos del retraso de las diligencias.
Autor: HMG