Durante más de cuatro horas las partes debatieron acerca de la existencia, o no, de evidencias incriminantorias. El juez aun no se expidió al respecto, y se pasó a un cuarto intermedio.
«¿Qué hay en contra de Alfredo Sadonio?» fue la pregunta que repitió hasta el cansancio la defensa del bioquímico imputado en la causa que investiga el crimen del agenciero Hugo Oldani. Este miércoles solicitaron el sobreseimiento, algo con lo que la querella estuvo de acuerdo, pero fue fuertemente rechazado por la fiscalía.
El juez Octavio Silva tiene en sus manos el futuro procesal de Sadonio, ya que es el encargado de valorar los argumentos y la prueba ofrecida por las partes para determinar si el bioquímico está en condiciones de ser sobreseído. La audiencia comenzó este miércoles a primera hora y se extendió hasta pasado el mediodía, momento en el que el magistrado ordenó un cuarto intermedio.
Alfredo Sadonio y su defensa pretenden que se lo desvincule de la causa que investiga el crimen del financista. Foto: Manuel FabatíaArchivo/Guillermo Di Salvatore
Los abogados defensores Martín Durando y Gonzalo Fuentes expusieron durante casi dos horas, con amplias intervenciones de Sadonio, las evidencias en las que se basan para asegurar que el bioquímico no está ligado al crimen de Oldani. La intervención del querellante Esteban Yossen fue escueta y se limitó a no oponerse, esto «fundamentado en la teoría del caso» que maneja esa parte.
En cambio, los fiscales de Homicidios Gonzalo Iglesias y Ana Laura Gioria se opusieron al planteo y señalaron que hay «elementos suficientes para descartar cualquier pedido de sobreseimiento. Bajo ningún punto de vista hay certeza negativa, no corresponde ni siquiera un archivo».
La declaración del «campana»
La investigación acerca de la participación de Sadonio en la causa Oldani surgió luego de una declaración que Brian Damiani, imputado por el homicidio del agenciero, dio en agosto de 2020, cuando ya se encontraba en prisión preventiva. Durante cuatro meses la fiscalía reunió evidencias y recién en diciembre solicitó un allanamiento en la casa del bioquímico y su detención.
Se le imputó haber proporcionado «información sustancial y decisiva» para la ejecución del hecho, en un encuentro afuera de su domicilio la mañana del 11 de febrero. También, haber concurrido esa tarde a la Galería Rivadavia junto al coimputado Adrián Kaipl y escoltar con su vehículo al Toyota Corolla en el que se trasladaba el resto de los involucrados: el «campana» Damiani, el «chofer» Juan Manuel Ruffino, el «tirador» Cristian Figueroa (quien se suicidó en el penal) y la menor Agustina González.
Desde un primer momento la defensa aseguró que Sadonio se había ido de Santa Fe el día anterior al crimen, y regresado recién por la tarde de ese martes 11. Los testimonios de los pacientes a los que atendió, la falta de vinculación con sus coimputados y una posible conspiración detrás del testimonio que incriminó al bioquímico, fueron los principales argumentos utilizados para solicitar el sobreseimiento.
La farmacia
Una farmacia es el punto de referencia extraído del relato de Damiani que se utilizó para dar con Sadonio. El «campaña» declaró que el hombre que les pasó la información aquella mañana había salido de una casa contigua a una farmacia, que formaba parte de la misma construcción, ubicada una cuadra de Bulevar.
Una de las pruebas que constan en el legajo es un reconocimiento, que consistió en subir al fiscal, la querella, los defensores de todos los imputados y a Damiani a un vehículo en el que, guiados por este último, arribaron al domicilio de Sadonio. Los Dres. Durando y Fuentes cuestionaron esa identificación, señalando que el «campana» había sido influenciado y que le habrían mostrado una foto del local.
Esto fue controvertido por la fiscalía, que leyó la transcripción de los dichos del joven a su abogado durante la realización de la prueba, los que consideró de «alto contenido incriminatorio» en contra del bioquímico. Debido a esta inconsistencia, el video en el que se registró todo será reproducido ante el juez Silva en la próxima audiencia.
La defensa también se refirió a que Damiani no pudo reconocer a Sadonio en una rueda de personas, a lo que los fiscales contestaron que se trataba de alguien a quien el «campana» había visto tan solo «por unos minutos hacía un año». El juez le recriminó a ambas partes que no se solicitara que el resto de los coimputados participara de una prueba similar, cuyo resultado sería «útil» para la causa.
El teléfono
Al momento de oponerse al sobreseimiento, el primer punto que señaló el fiscal Iglesias y el que más peso tiene a su criterio para fundamentar que la investigación debe continuar, es una prueba aportada por la defensa: «El propio imputado manifestó que el lunes 10 fue a Ataliva y volvió el martes 11, -sin embargo- se registra un impacto de su teléfono el mismo lunes por la tarde en Santa Fe. ¿Cómo podría hacer para estar en dos lugares a la misma vez?»
A pesar de que al principio desconoció el número como propio, tras la intervención de un familiar el bioquímico admitió que ese celular le pertenecía.
La fiscalía también se refirió a la recriminación por parte de la defensa de que «no se investigó otra línea», asegurando que «si se han seguido otras pistas» y se realizaron medidas, intervenciones telefónicas y entrecruzamiento de datos. «De hecho en esta causa, dada la complejidad, no se abandona ni descarta ninguna hipótesis», aclararon.
Comunicaciones inexistentes
Cuando se reanude la audiencia, el juez Silva también observará los videos de las testimoniales tomadas a los pacientes de Sadonio, que dijeron haberse atendido con el bioquímico el día del crimen de Oldani. Esto a pedido de los defensores y a pesar de que la contraparte lo considerara innecesario, ya que no cuestiona los dichos de estas personas sino la veracidad de la fecha consignada en los informes en los que se basan para decir que ese día acudieron a la consulta.
La defensa también sacó a relucir las «cientos de comunicaciones» que un año atrás se dijo que vincularían a Sadonio con un coimputado. El fiscal Iglesias aclaró que «jamás fue utilizado por la fiscalía ese elemento». Además, destacó que oportunamente, cuando se advirtió la inexistencia de las mismas y que se había tratado de un error del Organismo de Investigaciones, «de buena fe y con objetividad lo pusimos en conocimiento de la defensa y la querella».
Esta situación derivó en una investigación administrativa a la labor de los fiscales Iglesias y Gloria, que estuvo a cargo de la auditora del MPA. La causa fue archivada luego de que no se encontrara «ninguna falta».
La discusión en torno al pedido de sobreseimiento del bioquímico continuará en una próxima audiencia, que la Oficina de Gestión Judicial aún no ha fijado.
Fuente: El Litoral