Imputado por contrabando, allanado por falsificación, el de su rol en la toma de Brasilia es el caso que más lo complica.
Con más de veinte causas abiertas en la justicia, ¿Jair Bolsonaro acabará preso? Si esa hipótesis era tenida como imposible meses atrás, hoy ya no lo es tanto luego de que su residencia fuera allanada por la Policía Federal. Las imágenes de los patrulleros ingresando en un barrio privado de Brasilia el martes pasado hicieron mella en la imagen del dirigente del Partido Liberal (PL) según la encuestadora Quaest. Ocho de cada diez internautas interesados en el tema reaccionaron de forma negativa.
El Supremo Tribunal Federal autorizó el operativo como parte de una investigación sobre la presunta falsificación de certificados de vacunación contra el Covid-19. Al parecer militares manipularon el sistema del Ministerio de Salud para obtener una constancia de vacunación con la cual el expresidente pudo ingresar a fines de diciembre a Estados Unidos, donde permaneció durante tres meses.
Consecuencias
La primera consecuencia del impactante allanamiento fue la cancelación del viaje a Portugal agendado para el próximo viernes, donde Bolsonaro iba tomar parte en la cumbre de la extrema derecha junto a líderes europeos y estadounidense.
Tampoco viajó ayer a San Pablo donde su esposa, Michelle, se presentó como flamante titular del ala femenina del PL tras lo cual iba a grabar un spot publicitario para esa agrupación.
Se dice en Brasilia que el ascenso de Michelle disgusta tanto al exmandatario como agrada a los dirigentes del PL, entre quienes hay algunos interesados en proyectarla como candidata presidencial en 2026. Relegando a un segundo plano a su marido sospechoso de varios delitos.
2 de Mayo
Desde que regresó a Brasil, hace un mes, Bolsonaro tuvo tres encuentros con la Policía Federal. El 5 de abril lo interrogaron en una causa sobre la apropiación de joyas árabes donadas al Estado brasileño y dos semanas más tarde declaró en el proceso sobre el intento de golpe de Estado del 8 de enero cuando miles de bolsonaristas invadieron los palacios del Planalto, Congreso y Supremo Tribunal Federal exigiendo la implantación de un régimen militar.
El operativo iniciado a las seis de la mañana ese martes dos de mayo parece haber sido el más lesivo para el ex jefe de Estado de cuya residencia, en el elegante barrio Jardin Botánico, los agentes se llevaron archivos digitalizados , documentos y su celular, al tiempo que tomaron los datos del teléfono móvil de su esposa.
A la misma hora se realizaba otro allanamiento en la Villa Militar brasiliense donde además fue arrestado el teniente coronel Mauro Barbosa Cid, considerado un archivo viviente. Este militar de posiciones extremistas fue el ayudante de órdenes del exjefe de Estado.
Ayudante de órdenes
Barbosa Cid era quien llevaba el maletín más vigilado del país y a menudo atendía llamadas dirigidas al presidente con su propio celular, el mismo aparato que ahora está siendo auscultado por los peritos policiales. De allí comenzaron a surgir revelaciones útiles para reconstruir una telaraña de ilícitos que van más allá de las constancias de vacunación falsas.
Hagamos memoria: después de perder las elecciones frente a Luiz Inácio Lula da Silva el 30 de octubre el entonces gobernante se negó a reconocer la derrota y estuvo dos meses de receso, recluido en la residencia de Alvorada sin aparecer, salvo esporádicamente, por su oficina del tercer piso del Palacio del Planalto.
La versión oficial inventada en el «gabinete de la mentira» dirigido por su hijo Carlos Bolsonaro, decía que el mandatario saliente se encontraba deprimido e inactivo. Pero todo indica que no fue así.
Audio
En un audio obtenido por la policía y conocido por completo este viernes se registró al ayudante de órdenes Barbosa Cid dialogando con el mayor retirado del Ejército, Ailton Barros, donde éste detalló los pasos de un alzamiento sedicioso para impedir la toma de posesión de Lula, en el que se habla de sumar a la comandancia del Ejército, de conocida filiación bolsonarista.
La conversación fue grabada el 15 de diciembre, cuando miles de bolsonaristas permanecían acampados frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia y en las principales unidades castrenses del país aguardando la orden para avanzar sobre el Planalto.
Golpe
Para uno de los líderes del bloque del gobierno en el Senado, Randolfe Rodrigues, el teniente coronel Barbosa Cid tiene que ser citado a declarar por la futura Comisión Parlamentaria Mixta Investigadora sobre los acontecimientos de enero.
El audio obtenido del celular de Barbosa Cid es «incontestable» como prueba de que «el expresidente de la República participó a través de sus auxiliares en el intento de golpe del 8 de enero», aseguró Rodrigues. Otros congresistas del oficialismo, como el diputado Lindebergh Farias, propusieron que el propio Bolsonaro sea llamado a la Comisión en su calidad de «autor intelectual del golpe».
Llanto
El secuestro de celulares y archivos en su domicilio, y en las casas de Barbosa Cid y el mayor Ailton Barros tomaron por sopresa a Bolsonaro a primera hora del martes. A poco de terminado el allanamiento de su casa, con la mirada y la voz tensas, se vio obligado a responder preguntas de los reporteros, algo que raramente hizo durante sus cuatro años de en el Planalto, cuando su gobierno fue considerado uno de los más hostiles contra la prensa por la organización Reporteros Sin Fronteras.
Acompañado por sus abogados, algunos de los cuales viajaron de urgencia desde San Pablo, declaró no haber ordenado la manipulación de las constancias de vacunación contra el coronavirus y repitió ser contrario a la aplicación del fármaco.
Frente a algunas repreguntas trastabilló y aseguró no haber vacunado a su hija de doce años, admitiendo involutantariamente la comisión de un delito previsto en el Estatuto del Niño y el Adolescente, según señaló Davi Tangerino, profesor de Derecho de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.
Horas más tarde lloró y dijo sentirse víctima de presiones al conceder una entrevista al grupo Jovem Pan, una versión local de la ultraconservadora cadena Fox estadounidense. En el reportaje reiteró el tono de preocupación expuesto en febrero pasado cuando dijo al diario The Wall Street Journal que teme «ir a prisión».
2 de Septiembre
El por lo pronto improbable arresto no sería el primero en la vida de Bolsonaro. El 2 de setiembre de 1986 fue detenido por una falta disciplinaria cuando aún pertenecía a las filas del Ejército.
En ese entonces reivindicaba el aumento de salarios militares y, a la par, exaltaba el legado de la dictadura, bandera que sigue defendiendo en la actualidad, así como a los jefes castrenses denunciados por torturas.
Aquella campaña «salarial» contemplaba, como forma de presión, la voladura de predios en unidades militares, por lo que fue juzgado en el Superior Tribunal Militar. En la primera instancia el organismo lo halló culpable al quedar demostrado que los documentos con detalles sobre los atentados eran de su autoría. El caso alcanzó a la instancia superior de la justicia castrense, donde se habría llegado a un acuerdo secreto por el cual Bolsonaro pasó a retiro sin sufrir una condena.
Atrincherado en Disneylandia
Las informaciones obtenidas del celular del ayudante de órdenes Barbosa Cid sumadas a las evidencias que han surgido en otras causas dan sustento a la hipótesis de que Bolsonaro fue el autor o el instigador del intento de golpe de enero y que parte de la conjura pudo haber sido dirigida desde Orlando, cerca de Disneylandia, donde se alojó durante el autoexilio iniciado el 30 de diciembre, dos días antes de la asunción de Lula. El haber dejado el país antes de la llegada de Lula al Planalto fue a la vez un gesto de desconocimiento de gobierno electo y una eventual señal para el levantamiento del 8 de enero. No es casual que una de las consignas coreadas por los insurgentes fue la que hablaba del supuesto «fraude» cometido por Lula, y del cual sigue hablando Bolsonaro hasta el presente.