Tres oficiales de prefecturas que participaron en el allanamiento a la casa de la isla en Victoria dijeron que vieron llegar a cuatro personas en lancha. El oficial de la PDI, a cargo del procedimiento, confirmó la presencia de Alejandra Rodenas en el lugar. Señaló “que no conoce a Paul Krupnik, pero que si se lo ponen en frente puede establecer si es o no el hombre que estuvo en El Charigüe”.
Bien pesado fue el viernes vivido ayer en los tribunales rosarinos. No sólo por la sensación térmica insoportable. Los uniformes de los tres oficiales de Prefectura -que declararon bajo juramento de decir verdad – pesaban mucho más. La transpiración fue lo de menos. Sofocaba más la enorme presión sobre esos borceguíes que ejercía el riesgo de no decir la verdad. Habían estado en el allanamiento del pasado 7 de diciembre en la isla donde diputada nacional Alejandra Rodenas alquila – según su esposo, el productor cultural y director del canal público, Jorge Llonch – una casa para esparcimiento. Los oficiales federales señalaron que vieron llegar – ya en marcha el allanamiento -a una lancha con cuatro personas, una mujer y tres hombres. Que por no ser de la zona no pudieron identificarlos.
Más tarde, el oficial superior de la PDI, P.B, declaró ante el fiscal Luis Schappa Pietra que vió a llegar la lancha con cuatro personas, que identificó a dos: Alejandra Rodenas y a su esposo, porque éste último consta en el acta. Que no puede decir si uno de los otros dos varones era el abogado Krupnik, porque no lo conoce. Aunque aclaró que “si lo ponen delante mió puedo establecer si es la misma persona que estuvo en la isla”. Rara declaración, si se tiene en cuenta que el oficial tiene más de una década trabajando en función judicial, incuso antes de la entrada en vigencia del nuevo sistema. No reconocer a Krupnik es no reconocer a Maradona en Villa Fiorito.
Los otros dos varones, de acuerdo a fuentes consultadas por este medio – eran Isidro Llonch, hijo de Rodenas, y el mencionado abogado.
Recorriendo el espinel
El miércoles pasado Zona Critica On Line reveló que el 7 de diciembre en horas de la siesta la diputada y ex jueza penal de Rosario, Alejandra Rodenas, había llegado en lancha hasta la isla El Charigüe acompañada de su esposo, Jorge Llonch, del hijo de ambos, Isidro Llonch y el abogado penalista Paul Krupnik, defensor de varios narcotraficantes rosarinos y de la región, amigo de la diputada nacional y asesor legal de la ex mujer de Esteban Lindor Alvarado, el prófugo de la justicia que es buscado, sindicado como autor intelectual del crimen de Lucio Maldonado, un prestamista de 38 años que fue ejecutado en la zona sur de Rosario el 14 de noviembre pasado con tres tiros en la nuca. Para rematar la faena, los sicarios que lo secuestraron y luego asesinaron le colgaron un cartel de cartón que decía: “con la mafia no se jode”.
Rodenas llegó al lugar preocupada por el allanamiento que estaba desarrollándose en una vivienda de la isla. Primero, dijo que había comprado esa casa, luego cambió sus dichos. “la alquilamos para pasar los fines de semana y las fiestas”. Si bien en el acta elaborada por el personal de Prefectura -que llevó adelante la medida con mandato de Silvia Castelli, jueza entrerriana con competencia en el lugar- no consigna la presencia de Rodenas y Krupnik, sí lo hace con Llonch, esposo de la diputada nacional, que consignó que alquilaban la casa desde hace un tiempo.
La revelación causó revuelo en Rosario, donde la noticia tomó por sorpresa a los habitantes de la ciudad, de todos los colares partidarios. Rodenas, eligió no hablar con los medios para aclarar su presencia en el lugar. Krupnik señaló directamente que él no estuvo en la isla el día del allanamiento. También negó asesorar a Alvarado, aunque el 3 de diciembre pasado se presentó junto a Claudio Tavella (formal asesor técnico Alvarado) en la Fiscalía de Matías Edery, a interiorizarse del pedido de captura de su pupilo. Edery sigue el trámite de la causa junto a Luis Schappa Pietra.
Encrucijada
Rodenas, ex jueza penal en Rosario decidió no hablar del asunto mediáticamente. Aunque es cierto, ni por lejos existen elementos que la incriminen en nada en una acción delictiva, sí sabe íntimamente que el escrutinio que debe enfrentar una persona electa por el pueblo es distinto al del hombre de a pie. No lo aclaró de arranque. Tiene la encrucijada política de su espacio, y del frente partidario. Sabe que es contraproducente admitir una mistad con Krupnik (de mucho tiempo antes) y que es inexplicable que haya arribado al lugar con él, por antonomasia sindicado como “el abogado de los narcos”. La legisladora, sabe también que decir que no llegó con el abogado, y luego se prueba que sí, su figura caerá en adhesión. Su spot de campaña fue “La fuerza de una jueza”, o slogans como “la valiente jueza que enfrentó a la banda de Los Monos”. Se darían de bruces frente a una confirmación del episodio aquí y en otros medios mencionado. ¿Por qué no lo aclaró inmediatamente?. ¿Ése mismo día?. Hasta legisladores de la oposición le dijeron vía telefónica, “Alejandra, acláralo, es necesario, no se te acusa de nada”. Prefirió el silencio.
Autor: H.M.G