El capo narco de Alto Verde tenía en uno de sus celulares agendado el nombre de Jairo Velásquez, un ciudadano colombiano con el que intercambió amables mensajes de textos. El nombre no asombraría tanto si no coincidiría con quien fuera el jefe de sicarios de Pablo Escobar Gaviria.
Sergio Villarroel, alias “El Zurdo” era el capo narco de Ato Verde hasta que un allanamiento en su casa terminó en su detención y en el de su esposa Vanina Flores. Fue el 10 de diciembre de 2016 cuando llegaron las fuerzas conjuntas de la división antinarcóticos de la policía santafesina y las de Prefectura. Ambas, venían escuchando los teléfonos de Villarroel desde hacía dos años. El colorario de la pesquisa fueron 10 allanamientos en donde también detuvieron a dos soldados de la organización liderada por Villarroel, Cristian Gamarra y Luis González. El primero, indispensable para recibir la droga y fraccionarla y el segundo en la logística de distribución en varios barrios de la ciudad.
En las últimas horas la Fiscalía Federal decidió elevar la causa a juicio entendiendo que estaba clausurada la investigación. En ese marco, trascendieron algunos detalles de la causa, donde sobresalen cientos de horas de escuchas telefónicas de todos los investigados.
El fiscal Walter Rodríguez desarrolla toda una línea de acusación en la que demuestra el rol organizador de Villarroel, su relación con proveedores que ingresaban la droga desde Formosa y la connivencia policial de funcionarios actuales de seguridad.
Pero además, no descarta el fiscal un rol más importante, de alcance trasnacional al advertir una serie de mensajes de textos entre el investigado de Alto Verde y un contacto des u agenda, de nombre llamativo: Jairo Velásquez. Son, precisamente, 6 mensajes intercambiados entre el 13 de mayo y el 2 de diciembre del año pasado. En todos, los intercambios son cordiales y aluden a la familia. En uno de ellos, del 30 de mayo, leescribe el contacto “estoy en Colombia”. Para la Fiscalía no se puede afirmar que el intercambio haya sido entre el “Zurdo” y el ex lugarteniente de Pablo Escobar Gaviria, apodado “Popeye”, llamado Jhon Jairo Velásquez. “No deja de ser una coincidencia sugestiva”, señala el escrito de elevación a juicio. “Popeye” quedó preso en los albores de los años noventa y fue acusado de más de 300 asesinatos y de haber ordenado unas 2.000 muerte violentas en Colombia durante el reinado del cártel de Medellín en la tierra del café y de García Márquez. Sin embargo, desde hace un año y medio «el señor de los sicarios» tiene libertad condicional y él mismo aclara: «sé que me pueden liquidar en cualquier semáforo».
La investigación revela también connivencia policial de efectivos de la regional capitalina. Desde comentarios iniciales que daban cuenta que “Villarroel maneja toda la policía”, hasta investigaciones autónomas iniciadas por Asuntos Internos o por otras jurisdicciones federales que corroboraron dichas alianzas para la cogestión del delito de venta de drogas. También se menciona a un tal “Gringo”, que está muy arriba en la estructura policía y a otro oficial al que llaman “Paga”.
H.M.G