El fiscal federal Walter Rodríguez pidió archivar las causas por violación de secreto que Cristina Ferraro abrió tras ver fotos con los millones que había en el local en esta página y en un programa de TV.
El fiscal federal señaló que no hay existencia de delito en la nota que este medio publicó en febrero del año pasado, en donde se mostraban las fotos de la caja fuerte y de una estantería llena de billetes en los locales de Hugo Oldani, muerto en un intento de robo hace 11 meses en su oficina céntrica. El mismo criterio aplicó para el caso del programa de TV GPS, que se emite por América 24, en donde previamente se habían mostrado las fotos del comercio, en una columna del periodista santafesino Rodrigo Villarreal.
Rodríguez señala que las fotos publicadas en una nota de Zona Critica dieron apertura a un legajo de investigación por violación de secreto ya que Ferraro no lo había autorizado al medio ni a las partes intervinientes.
El 28 de febrero, tras pasar el filtro del Fiscal Regional Carlos Arietti, la Unidad de Delitos Complejos abrió una Investigación sobre violación de secreto, que quedó a cargo de Mariela Jimenez.
Rodríguez opinó 11 meses después del inicio del proceso porque tiene a su cargo la investigación por presunta intermediación cambiaria no autorizada, cuya competencia disputó en la justicia provincial, que zanjó la controversia en favor del fiscal. Ello sumado a que las fotos, al mismo tiempo, también impulsaron una pesquisa por presunto lavado de activos en el MPA. En poco tiempo, Rodriguez imputó a una decena de personas y pidió indagarlas, hecho refrendado por el juez con medidas que se llevaran a cabo en marzo. También denunció a un grupo de personas y empresas ante el Banco Central por intermediación de divisas sin autorización.
Jimenez informó el pasado 3 de julio a su superior sobre una serie de irregularidades llevadas adelante por Ferraro en donde resalta el rol de la fiscal en la escena del crimen, en donde permitió que los familiares del muerto, Virginia – su hija- y Jose Luis Hernández –su yerno- sacaron el dinero de los locales con bolsos, alrededor de la una de la mañana del 12 de febrero, es decir, horas después de confirmarse el deceso del empresario en el Hospital Cullen. Se señala en ese dossier que el personal policial interviniente declaró que la fiscal autorizó a los familiares el retiro del dinero. Enterada del caso, Ferraro llamó a Jimenez para entregarle las declaraciones de la hija del empresario y su marido, en donde dejan en claro que esa misma noche se llevaron el dinero con la anuencia de Ferraro, todo esto mientras la fiscal de la causa insistía en decir que no había autorizado la salida del dinero del lugar. Ferraro también ordenó a una delegación policial a constituirse en el lugar del hecho para que Virginia Oldani pueda tener acceso remoto a las computadoras, pese a que ella misma estaba investigando un posible caso de lavado de dinero.
Para el fiscal Rodríguez resultó irrelevante para el derecho penal la difusión de las imágenes que reflejan una considerable cantidad de dinero, marginado como evidencia de la escena del crimen por parte de la fiscal, en la medida que la puesta en funcionamiento del sistema represivo era una herramienta dirigida a sancionar la revelación de un asunto, que por su trascendencia, debió ponerse a disposición de la ciudadanía para transparentar la gestión del MPA y dar cuenta de sus actos de gobierno. Para el fiscal “el descubrimiento de la verdad a través de la libre circulación de las noticias está fuera del alcance del derecho penal, ya que son obtenidas bajo reserva porque de otro modo no se conocerían (…) el descubrimiento de la verdad de los hechos tiene tiene particular importancia en los delitos y en el control del gobierno y de eventuales ilegalidades que afectan directamente el proceso democrático”
La Trama Oculta
Así la define Rodríguez a las maniobras desarrolladas por conocidos y familiares del asesinado. Por ejemplo el día 21 de febrero, en oportunidad en que el periodista local Rodrigo Villarreal exponía sobre el caso en el programa de América 24 llamado GPS sobre el caso, mostró las mismas fotos que este medio. Allí, refiere el funcionario a unos chats de Whastapp en donde el yerno de Oldani se comunica con el entonces asesor legal, el abogado José Mohamad. Allí el asesor letrado le dice : “Hay salir rápido de esto, que se ocupen de otra cosa”. José Luis Hernández le contesta: “Llegué tarde, no lo ví, que paso?”. Mohamad dice: Yo sí, mostraron la guita y dijeron que había 4 palos, por más que sea bolazo, nos hace mierda eso”. El Yerno preocupado dice: “Por eso hay que limpiar todo rápido”.
El 11 de marzo Mohamad le dice a Hernández, alertado por un tuit que hacía referencia al caso del dinero esfumado. “Chino – como le dicen a Hernández – hay que hacer algo con la guita , la pelota puede ser mucho más grande que una denuncia por simple intermediación cambiaria o un delito tributario”, al filo de lo que puede considerarse un consejo profesional o directamente una instrucción que roza lo delictivo. “El Chino” intercambia chat también el día del hecho con María José Calle, empleada del local, con quien cambia información sobre el estado de Hugo, quien luchaba por su vida en el Cullen. Calle a, además habla con su marido, Diego Medera. La mujer dice “El Chino no dejó entrar a la policía, después vemos cuando se vayan cómo podemos entrar”, el esposo le dice: Hay que sacar esta noche todos los dólares, porque mañana traen una orden”. La pesquisa de Rodríguez permitió establecer que el enlace ente los familiares de Oldani y la fiscal Ferraro fue Elvio Lenarduzzi, quien le suministró a Hernández el celular de la fiscal, aunque el gesto sólo habría obedecido a la relación de amistad que lo unía entonces con la hermana de Hugo Oldani.
Para finalizar el fiscal señala que no debe insistirse en la persecución penal por violación de secreto, “al haberse rebasado un ejercicio racional y ponderado del poder penal del Estado”
Autor: Héctor Galiano (hgaliano@zonacriticaonline.com)