Fue en Nuevo Alberdi y la ex Zona Cero tras la denuncia de dos adolescentes que fueron esclavizadas en un búnker tras ser llevadas bajo engaños.
Lo que comenzó hace dos meses, cuando dos adolescentes de 16 y 17 años oriundas de Coronda denunciaron ser víctimas de trata de personas, se materializó ayer con la caída de una banda que se dedicaba a la venta de drogas al menudeo en los barrios Nuevo Alberdi y Fontanarrosa (ex Zona Cero) bajo el amparo de alguno policías. Las jóvenes denunciantes fueron captadas mediante una falsa oferta de trabajo, sometidas a explotación vendiendo drogas en un búnker y además prostituidas en ese mismo lugar. En el marco de la pesquisa se realizaron 26 allanamientos en los que fueron detenidas 19 personas, 12 de ellas mujeres. Entre los apresados también hay cinco policías del Comando Radioeléctrico de Rosario. El relato de las adolescentes fue vital para conocer desde el interior cómo funcionaba la banda cuyo líder fue identificado como Lautaro Walter “Isma” G., un recluso de 26 años alojado en la cárcel de Coronda por una causa de robo calificado.
Ayer a la mañana efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), la Agencia de Control Policial (ACP), la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y la Unidad Regional II con apoyo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) se desplegaron en distintos objetivos de Rosario, Ricardone, la cárcel de Coronda y el Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil (el ex IRAR) ya que varios soldaditos de la banda eran menores. Alrededor de 300 efectivos fueron sobre la banda de Lautaro G. y su madre, conocida en Nuevo Alberdi como “Lali”; su pareja, Irina M.; y su suegra, Valeria G.
El fin del operativo motivó una rueda de prensa en la sede de la AIC en la que estuvieron presentes su director, Marcelo Zoratti; su segundo, Claudio Scarafía; el director de Drogas, Cristián Farías; la jefa de la ACP, Doris del Valle Abdala; la subsecretaria de Control Policial, Raquel Cosgaya; el subsecretario de Investigación Criminal, Darío Monti; el fiscal federal Claudio Kishimoto y su auxiliar, Franco Benetti.
Los tres últimos fueron los encargados de brindar detalles del operativo. Tanto el fiscal Kishimoto como Benetti destacaron la investigación de la AIC que en menos de dos meses pusieron el expediente judicial en condiciones de ser llevado al territorio con allanamientos, capturas y secuestros. Además ponderaron el uso de drones provistos por el Ministerio de Seguridad de provincia y sostuvieron que ahora la causa quedó en manos del juez federal Marcelo Bailaque.
Operativo y detenidos
Los allanamientos se llevaron adelante en Bloomberg al 2600, Vieytes y las vías, Vieytes al 2600 y al 3000, Vieytes entre Poblet y Polledo, Héctor Palacios al 3500 y al 3800, Galileo al 2800 y 2900, Grandoli al 2800, Vallejos al 3300, Alma Maritano (ex pasaje 1349) al 3100, Candia al 3100, Pueyrredón al 900, la cárcel de Coronda, el ex Irar, Candelaria al 400 (Funes) y Santa Fe al 200 (Ricardone).
En los procedimientos fueron detenidos Valeria Alejandra G., Delfina Luna G., Chiara Celina L., Roxana Adriana C., Lucia Lorena G., Jordán Sahir G., Eduardo Exequiel T., Irina Micaela M., Lourdes Antonella B., Ezequiel Eduardo C., Ana Velia G., Gianina Evelin G., Luciano Andrés H., Andrea Elizabeth A., Santiago Marcos G., Lautaro Walter G., Gladis Noemí P. y Bruno G.
Asimismo, se informó oficialmente que se incautaron 35 celulares, cuadernos con anotaciones del negocio narco, una pistola con 16 cartuchos, otra calibre 22 con cargador y 8 municiones, un revólver calibre 38 con dos cartuchos y una caja de municiones calibre 22 con 25 proyectiles. También se secuestraron alrededor de 2.3 millones de pesos, dos DVR (Digital Video Recorder) con cuatro cámaras de videovigilancia, dos CPU, un Audi A1 y una moto Benelli con pedido de secuestro por haber sido robada. También se incautaron 203 envoltorios de cocaína, 41 envoltorios de marihuana, tres ladrillos y tres trozos de esa droga, 7 balanzas y 8 bolsas con cogoyos de marihuana.
Temor vecinal
En enero pasado vecinos de Nuevo Alberdi expresaron sus temores respecto a una escalada de violencia por el control territorial en el barrio. Fue a partir de una balacera que la madrugada del 24 de enero afectó la fachada de una una casa y un Audi A3 modelo 98 en inmediaciones de Paunero y Galileo, a una cuadra de la subcomisaría 2ª. Vecinos asustados contaron sus sensaciones de un barrio dominado por los transeros. “Desde el año pasado en esta zona están vendiendo falopa mal. La que maneja todo es una mujer a la que le dicen «Lali» y es la ex pareja de un policía. Están haciendo desastres, se mueven con delivery. El 18 de noviembre del año pasado llegaron policías a allanar en el barrio y en lugar de dar con el domicilio correcto se metieron dos casas antes. Le erraron de domicilio. ¡Basta loco! La verdad es que nos toman de boludos a todos”, explicó por aquellos días un vecino de la barriada.
La historia de la investigación comenzó con un procedimiento de efectivos de la Unidad Regional XV (departamento San Jerónimo) en Coronda. Una chica de 16 años denunció que un grupo de mujeres que se movían en una camioneta le robaron el celular y tenían retenida a su amiga de 17 años. Con los datos que dio la joven se identificó el vehículo y lo interceptaron. En el mismo iban Gladis Noemí “Lali” P., Irina Micaela M. (pareja del líder de la banda) y Andrea Elisa A. (prima de Lautaro G.)
Cuando las adolescentes fueron llevadas a la comisaría corondina también denunciaron la existencia de la banda y contaron como captaban pibas mediante la red social Facebook en Gálvez, Coronda y Rosario bajo la promesa de conseguirles un trabajo. En ese marco dijeron que ellas habían sido llevabas a un búnker ubicado en pasaje Beatriz Vallejos (ex 1368) al 3300, en la ex Zona Cero del noroeste rosarino.
Relataron que fueron engañadas en Rosario, obligadas a consumir droga, a vender estupefacientes y a ser abusadas sexualmente por los soldaditos o por policías de la subcomisaría 2ª que tiene jurisdicción en la zona. También que las llevaron desde un boliche en un remís al quiosco de drogas y que al llegar un hombre hizo una llamada y del otro lado del celular el propio Lautaro G. les dijo: “Van a trabajar para mí. Si no les voy a pegar un tiro en las piernas, vivas no van a salir”. Al llegar al búnker las adolescente vieron un anticipo de lo que sería su estadía en el lugar: una mujer a la que habían baleado en la puerta era atendida en ese mismo sitio.
Luego las muchachas relataron a la policía que pudieron huir y regresar a Coronda, donde la banda se movió para secuestrarlas nuevamente sin lograrlo y denunciaron que policías eran parte de la gavilla.
La banda
Para los investigadores el líder de la banda es Lautaro “Isma” G. Por debajo, como mandos medios, están su madre, Lali; su pareja, Irina; su prima, Andrea; y su suegra, Valeria. Uno de sus hermanos, en tanto, ocupaba el rol de recaudador de lo que los vendedores rendían para luego entregárselo a Andrea. Y había una decena de soldaditos identificados por sus apodos.
En su denuncia, las adolescentes explicaron que la droga era movida en bidones (como se llama a los paquetes) que les alcanzaban y que en cada bolsa transparente había entre 20 y 22 envoltorios de 1 gramo de cocaína. Cuando llegaban a vender 30 mil pesos, un integrante de la banda pasaba a buscar el dinero y dejaba otro lote de droga. “Eso lo hacían para que, en caso de ser mejicaneados (robados) no perdieran tanta droga”, se explicó.
En la rueda de prensa se indicó también que “en este momento” la banda estaba usando un departamento de un tercer piso de Pueyrredón al 900, en el macrocentro de la ciudad, para fraccionar la droga. Vecinos del lugar habían alertado que la droga llegaba en un utilitario Renault Kangoo blanco. Y en distintas escuchas quedó evidenciado que la banda disponía de “10 tachos de 100 gramos” (un kilo de cocaína) y que un fin de semana recaudaron, en un solo punto de venta, más de medio millón de pesos.
De uniforme
Según los informes que policías santafesinos realizaron para la investigación en poco más de dos meses, pasada la medianoche del 23 de abril dos patrulleros (el A9506 y el C10076) fueron observados en inmediaciones del punto de venta del pasaje Beatriz Vallejos y las dotaciones de esos móviles estaban dentro del búnker. “La policía corrupta pasaba los domingos y se llevaba 50 mil pesos”, había indicado una de las adolescentes en la denuncia realizada ante el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata. También sostuvo que los policías habían robado plata y droga del lugar.
Según un informe de la Delegación Sur de la ACP, aquel día esos móviles estaban asignados al suboficial Francisco José G.D., al oficial Marcos Darío N., a la suboficial Roxana Elizabeth A. y a la suboficial Fiama Guadalupe N., todos quienes fueron apresados ayer en un movimiento coordinado por efectivos de la PSA y de la ACP. “Donde fueron detenidos es circunstancial ya que lo que necesitaba la investigación es que fueran apresados todos juntos para no delatar el operativo. En uno de los móviles se hallaron bochitas de cocaína y habrá que analizar si eran para consumo personal o para la venta”, explicaron los investigadores.
De acuerdo a información de la fuerza, ninguno de los policías señalados había sido comisionado al pasaje Beatriz Vallejos al 3300 pero los GPS de los móviles los ubicaron en el lugar. Y luego ambos móviles se encontraron a unas cinco cuadras del lugar, en Héctor Palacios al 3600, donde coincidieron al menos ocho minutos. Un quinto efectivo policial fue detenido en la ciudad de Santa Fe y hoy a la mañana será traído a Rosario para ser indagado.
Fuente: Leo Graciarena / La Capital