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Macri buscó pescar votos en un territorio esquivo como Rosario

El presidente cerró la campaña santafesina con un acto en el Club Banco Nación. Dijo que el domingo está en «juego la República».

 

Con una constante apelación al pasado que «los argentinos no quieren volver» y con la promesa de una «segunda etapa» de gobierno más fructífera, el presidente Mauricio Macri cerró ayer en Rosario la campaña rumbo a las Paso de Juntos por el Cambio de Santa Fe.

 

Ante un colmado estadio del Club Banco Nación, el jefe del Estado, que va en busca de la reelección, pidió a los santafesinos, y a los rosarinos en particular, que lo acompañen con su voto el próximo domingo, en unas elecciones que no definen candidatos, pero que el oficialismo considera crucial para crear un clima político favorable para octubre.

 

«Esta elección define muchas cosas y está en juego la República», sostuvo el presidente, desde un escenario en 360 grados, en la que pudo interactuar palabras con el público y desde donde arengó, con módica efusividad, a sus partidarios para que defiendan con convicción su voto y salgan a convencer al resto que aún tienen dudas.

 

Macri desembarcó en Rosario, en el último tramo de la campaña, con la intención de mejorar las chances electorales de la fórmula que lidera y de los candidatos locales en un territorio que le es adverso y donde la tiene que remar desde atrás.

 

Los datos de las elecciones previas no son buenas para Cambiemos (ahora Juntos por el Cambio). Salió tercero en la provincia en la categoría a gobernador y en Rosario tuvo una caída estrepitosa para intendente. Números que van a la par con la mala imagen de gestión que cosecha por estas tierras, según varios sondeos . La presencia de Macri en la ciudad tiene la intención de revertir esa tendencia.

 

La estética política del oficialismo está lejos de los grandes actos de masas. Es más, ni siquiera es un rasgo de movilización que le interesa. Tampoco muestran sus partidarios una adoración caliente hacia su líder. Hubo bombos, redoblantes y trompetas, pero no para elevar la temperatura del ambiente, sino para matizar la espera, como la música funcional de consultorio.

 

La idea de los estrategas del macrismo cumple con ese rol. Estadio chico o mediano (estaba completo y quedó gente afuera), pantallas con los spot de campaña y escenario en el centro. El acto en sí duró menos de media hora y el discurso del presidente no llegó a los diez minutos. Lo importante es lo que sucede después: viralización por las redes sociales y mensajitos por WhatsApp. Ese modo de comunicar los llevó a ganar varias elecciones y el domingo se verá si resulta otra vez efectivo.

 

Macri llegó al escenario luego de que hablaran Federico Angelini y Ximena García, primero y segunda en la lista de diputados nacionales por Santa Fe de Juntos por el Cambio.

 

Vestido todo de azul Macri comenzó con una mención a Rosario y lo importante que es la provincia de Santa Fe para el potencial del desarrollo del país.

 

Luego fue directamente al grano: polarizar con el kirchnerismo y los efectos negativos que, según él, produjeron en Argentina los doce años de gobierno.

 

«Este domingo se definen muchas cosas, se define si seguimos avanzando o volvemos al pasado. Si seguimos batallando contra el narcotráfico, las mafias, la delincuencia y la corrupción. Se define si seguimos integrándonos al mundo o le damos la espalda. Se define si todo lo que hemos hecho en estos tres años y medio se transforma en la Argentina del futuro que todos queremos», dijo Macri, insistiendo en que las Paso no son una elección más, sino una «bisagra» en la historia del país. «Está en juego la República», martilló con exageración.

 

También en sus palabras surgió la lucha contra el narcotráfico y las mafias. El primero de los tópicos es extremadamente sensible para los rosarinos; de allí su énfasis y empeño discursivo.

 

«Pasaron años en los que no se hacía nada, decían que éste era un país de paso», dijo, y agregó: «Hemos desbaratado la banda de Los Monos, la banda del Millón, y vamos a seguir hasta meter presos a todos los narcotraficantes para que ustedes vivan tranquilos».

 

El segundo, el de las «mafias», tiene una fotografía fresca e inmediata: la del sindicalista Herme Juárez esposado, acusado de extorsión y graves delitos económicos.

 

«Vamos a seguir dando batallas contra las mafias, porque hay gente que se cree que es dueña de nuestro país. Hay gente que se creyó que era dueña de los puertos de Rosario», disparó.

 

Macri cerró con un «vamos argentinas, vamos Rosario», mientras desde las gradas bajaba el clásico «Sí, se puede». Luego se sacó fotos con los candidatos y emprendió el regreso. El acto duró menos de 25 minutos. La espera de la gente, más de dos horas.

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