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Liberan a Popeye, sicario de Pablo Escobar y autor de 300 asesinatos

Jhon Jairo Velásquez Vásquez lleva 23 años en la cárcel y un juez le redujo la pena. Hizo confesiones y relatos escalofriantes. Fue el lugarteniente más sanguinario y temido del cártel.

Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias «Popeye», quien fuera el jefe de sicarios del cartel de Medellín, saldrá de prisión en los próximos días después de que un juez colombiano ordenase su libertad condicional.

«Popeye» pasó 23 años en prisión, condenado por matar y ordenar matar a cientos de personas en las décadas de los 80 y 90. Principal sicario del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, cometió durante su etapa delictiva más de 300 asesinatos, así como secuestros e incluso atentados con bomba en Colombia.

Tan sanguinario como temido, fue uno de los sentenciados por el asesinato del candidato a la presidencia Luis Carlos Galán y confesó haber secuestrado al expresidente Andrés Pastrana.

El juez de ejecución de penas de Tunja, Yesid Rodríguez, concedió la libertad condicional después de reducir la condena de Velázquez Vásquez al considerar el tiempo que trabajó en la cárcel en Boyacá. No obstante, deberá presentarse con regularidad ante las autoridades y no tendrá permitido abandonar el país.

«Popeye» se entregó a la justicia colombiana en 1992 por orden de Escobar, supuestamente para conformar un aparato de seguridad que protegiera al capo del narcotráfico desde la cárcel.

Ahora, el juez le descontó a Velásquez 24 meses por trabajo y dos meses más por el tiempo que estudió en la cárcel. «Popeye» tiene una condena de 20 años por homicidio y otra de 12 por narcotráfico y concierto para delinquir, por lo que al momento actual cumpliría las tres quintas partes de su condena.

Escalofriante. Las confesiones de «Popeye» desde la cárcel ayudaron a la reconstrucción de los hechos que azotaron a Colombia durante décadas.

El año pasado, «Popeye» concedió una entrevista en la que aseguró haber cometido más de 300 asesinatos y haber participado y coordinado alrededor de 3.000 muertes.

En el reportaje que le publicó la revista Semana, el delincuente definió a Pablo Escobar como un «genio» que sólo había matado a 20 personas porque ante todo era un organizador de bandidos y secuestrador. Y describió al capo de la droga asesinado en 1993 como una persona con una mente privilegiada.

Semana, la revista de mayor circulación en el país, lo entrevistó a destajo y las respuestas del sicario pusieron a temblar a los colombianos. A la pregunta de cuántas personas había matado, dijo: «Yo personalmente creo que alrededor de 300. Pero he participado y coordinado alrededor de 3.000 muertes», contó.

 

Al destacar la personalidad de Pablo Escobar, dijo que el capo narco era dueño de un detector de mentiras en el cerebro.

 

«Si usted decía algo que no era verdad, inmediatamente lo captaba. Y eso podía costarle a uno la vida. Inspiraba una lealtad infinita en todos los que creíamos en él. Yo llegué a creer que era inmortal. El día más triste de mi vida fue el día que lo mataron», indicó Velásquez Vásquez.

 

Una de las respuestas más impactantes tuvo que ver con la manera con que el cartel de Medellín mataba a los policías. Escobar se volvió famoso por ponerle precio a las cabezas de los uniformados (ver aparte).

 

Él, según especificó, mató directamente a 25 de los 540 policías asesinados por el cartel de Medellín.

 

Semana no ocultó su sorpresa. «Cada respuesta suya es más macabra que la anterior. Sorprende la tranquilidad con la que usted se enfrenta a su nueva vida al salir de la cárcel. ¿Qué le gustaría hacer en el futuro?», le preguntó. «Me gustaría usar mi experiencia para contribuir en el posconflicto. Lo que yo he vivido no lo ha vivido nadie. Fui sicario de Pablo Escobar. Fui compañero de celda de los peores enemigos de Pablo», sostuvo.

 

«He sido amigo o enemigo de todos los muertos de las guerras recientes de Colombia. Todo eso me da un conocimiento y unas experiencias que creo se pueden canalizar hacia algo constructivo. Quiero enseñarles a los jóvenes de Colombia que no tienen por qué vender sus vidas por un Mercedes-Benz o por los cucos (ropa interior) de una reina de belleza, como hice yo. Ojalá que me den esa oportunidad», remató.

 

Ya pagó. Entre las reacciones que provocó la noticia, el senador colombiano Carlos Fernando Galán, hijo del ex candidato presidencial asesinado, consideró que la concesión de la libertad condicional a «Popeye» no es un mal mensaje a la sociedad.

 

«Como víctima uno siempre sentirá que nunca fue suficiente la condena teniendo en cuenta el daño que se hizo, pero tenemos que entender que él ya pagó lo que debería pagar», señaló ayer a La W Radio.

 

Según Galán, «Popeye» fue condenado por la muerte de su padre, pero porque él lo confesó, es decir, porque él contribuyó a la verdad.

 

El senador aseguró que en estos casos «uno tampoco debe buscar una venganza, ni promover el odio», sino insistir en que se conozca la verdad «para que pueda haber un perdón y una reconciliación, y que estos sean auténticos».

 

«El Patrón nos pagaba por policía asesinado»

 

Una de las costumbres de Pablo Escobar era la de ponerle precio a las cabezas de los policías. Popeye contó que ese hábito se originó cuando mataron al cuñado del Patrón, en una fiesta con un equipo femenino de básquet.

 

«El Patrón quería tanto a Mario (Henao, su cuñado) que se derrumbó cuando se enteró de la muerte. Al otro día nos citó y nos dijo: «Vamos a matar policías. Eso es más útil que matar jueces porque finalmente son ellos los que nos llevan a los jueces». Y nos dio la tarifa: dos millones por policía, tres millones por sargento (poco más de 1.000 dólares de hoy), 10 millones por teniente (unos 5.000 dólares), 30 por mayor, 50 por coronel y 100 millones por general (50.000 dólares)», señaló.

 

«Yo directamente (maté) a unos 25. Pero yo dirigía casi todos los operativos y yo creo que en total matamos unos 540», precisó.

 

«Popeye» contó eso en un reportaje de la revista Semana en la cárcel el año pasado. En otro contexto y frente a otra cámara contó otra anécdota. Dijo que una vez la policía los perseguía a ambos. Estaban armados y acorralados. El Patrón no parecía nervioso a pesar de la circunstancia y llevaba una radio portátil pegada a un oído. El diálogo sucedió entonces:

 

—Pope, pope…

 

—Diga, Patrón.

 

—Gol de Colombia.

 

La anécdota la contó el propio sicario en el contexto del documental «Los dos Escobar», presentado en 2010 por los hermanos Jeff y Michael Zimbalist. Resulta un retrato del significado que el fútbol tenía para Escobar.

Fuente: La Capital

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