Una docente de Arequito, condenada a prisión perpetua por el homicidio de su marido, fue a la cárcel como consecuencia de la mala instrucción judicial.
El gobierno de la provincia de Santa Fe deberá indemnizar con una suma superior a los $7 millones a una docente de Arequito por daños y perjuicios al comprobarse que no había asesinado a su esposo, un productor agropecuario que murió en 2005 a raíz de las múltiples puñaladas que presentaba su cuerpo, mientras ella resultó herida de gravedad. La docente había sido condenada en 2008 al considerarse que era autora penalmente responsable del homicidio calificado por el vínculo. Sin embargo, pasó 12 años presa producto de una mala instrucción judicial.
La damnificada señaló a un cuñado de su marido como el autor material del crimen cuyo móvil está relacionado a la usurpación de la casa y explotación de un campo. Se trata de María Antonia Gauna, quien fue condenada en 2008 por la Justicia provincial a la pena de prisión perpetua pese a que siempre sostuvo que era inocente hasta que la Corte Suprema de la provincia hizo revisar el caso en 2016, indicaron fuentes judiciales.
Gauna estuvo presa desde que salió del estado de coma, puesto que ella había resultado malherida en aquel polémico hecho perpetrado el 6 de febrero de 2005. Ese día, su esposo Omar Carlos Bartorelli fue hallado junto a su pareja con ocho puñaladas en el jardín de la casa que compartían. Una vez que finalizó el proceso de instrucción, en 2008 la docente, nacida en Corrientes, fue condenada a prisión perpetua como autora penalmente responsable del delito de homicidio calificado por el vínculo.
De acuerdo a la investigación de ese momento, la docente había apuñalado a su pareja y luego se provocó lesiones en el marco de un denominado «crimen pasional». Con esa resolución se dio por cerrado el caso por la muerte del productor agropecuario.
Las lesiones que la mujer no pudo haberse provocado
Pasaron 10 años y estudios médicos demostraron que las heridas que tenía Gauna no pudieron ser autoinflingidas, de acuerdo a la declaración de un médico ante la Justicia. Ese punto demostró que la mujer era inocente y que hubo un atacante que no solo asesinó a su esposo, sino que intentó hacer lo mismo con ella. El mismo fue identificado por la mujer como «Pirulo», un cuñado de su esposo que ingresó a la vivienda y cometió el crimen pero «nunca fue investigado».
Tras este recurso de amparo, el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº2 de Santa Fe dictaminó que el Estado provincial deberá resarcir por daños y perjuicios a la mujer, de acuerdo a lo que establece la Ley Nº 7.658 de indemnización por sentencia judicial absolutoria, según publicó el diario UNO Santa Fe.
«Cuando prospere el recurso de revisión, interpuesto en favor de una persona condenada por error judicial excusable, a pena privativa de la libertad o a inhabilitación de cumplimiento efectivo, aquella tiene derecho a reclamar de la Provincia una equitativa indemnización», indica el texto.
En ese sentido, el Tribunal señaló que «la mujer fue privada de su libertad a consecuencia de resoluciones judiciales siendo declarada absuelta casi doce años después por encontrarla la Corte Suprema de Justicia inocente del delito por la que fuera condenada».
A partir de esa resolución, Gauna instruyó a su abogado para que comience las actuaciones que le permitan volver a su casa, recuperar sus bienes y ser reconocida como heredera de su esposo.
El cuñado de la víctima, la clave del crimen
En declaraciones a LT10, Gauna contó que la noche del crimen los abordó en su casa un hombre encapuchado al que ella reconoció como cuñado de su marido, apodado Pirulo.
«La noche del crimen, volvimos de cenar, me bajé en mi casa y mi marido fue a guardar el auto a una cochera, a una cuadra. Cuando entré a mi casa me encontré con una persona encapuchada con un arma. Cuando me redujo, me di cuenta que era Pirulo, el cuñado de mi marido. El tipo me pedía plata; yo le di lo que tenía”, contó Gauna para revelar que al llegar su esposo, el encapuchado les robó dinero, les dio algo de beber y los obligó a acostarse en su cama.
«Este sujeto nos pedía plata porque mi marido había retirado 25.000 pesos del banco días antes. Nos obligó a tomar algo y nos metió en la cama. Yo tomé todo y mi marido no. El sujeto llamó a alguien por celular y le dijo que entren si en 5 minutos no salía. Yo me dormí y luego desperté en el sanatorio», añadió la mujer.
Gauna remarcó que «gracias a los peritajes científicos se comprobó que yo tenía los dos tendones cortados y era imposible que me lo hubiera hecho sola”. Y respecto del autor del homicidio, dijo que “jamás fue investigado el cuñado de mi marido, a pesar de que siempre lo mencioné».
«Este sujeto está en Arequito usurpando mi casa y explotando el campo de mi marido. Este fue el móvil del crimen. La impunidad de este caso es insólita”, concluyó.