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El último prófugo de la patota de la dictadura en Santa Fe

Se trata del militar retirado Alberto Jaime, cuya detención estaba ordenada por delitos de lesa humanidad desde 2013. Lo arrestaron esta semana en el barrio Belgrano de Capital Federal.

Cayó el último prófugo de la patota del Destacamento de Inteligencia Militar 122. Es el teniente coronel retirado del Ejército Alberto José Jaime, a quien el Ministerio Público acusó por delitos de lesa humanidad y pidió su detención hace seis años, en octubre de 2013; el juez federal Reinaldo Rodríguez la ordenó un año después, en octubre de 2014 y, desde julio de 2017, su captura tenía una recompensa de medio millón de pesos. La Gendarmería lo apresó el martes en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires, y el miércoles a la tardecita, Rodríguez lo indagó por el «homicidio calificado» de una militante de la Juventud Peronista de 19 años, Yolanda Ponti, el 1º de diciembre de 1976, pero se negó a declarar, aunque dijo que podría «hacerlo en el futuro». Lo llamativo es que su domicilio es el mismo que aportó la Fiscalía en 2013 y al que supuestamente lo fueron a buscar en 2014, expresó que no tenía «antecedentes penales», que su «medio de vida es regular» y que lo conocen por sus apodos «Amorfo» y «Bestia» por sus «actividades gimnásticas». En 1984, un arrepentido que reveló la trama secreta del terrorismo de estado en Santa Fe contó que lo llamaban «Mono».

La prueba clave del asesinato de Ponti es un sumario que instruyó el Ejército en 1976 porque en el operativo murió uno de suboficiales del Destacamento 122: el ex sargento Oscar Alberto Cabezas. La causa identificó a los siete integrantes del grupo de tareas. A seis, por nombres y apellidos: Jaime (que estaba al mando), el suboficial Nicolás Correa («el Tío»), el teniente Julio César Dominguez («Potín»), el sargento Elodoro Jorge Hauque («Lolo»), Cabezas y un oficial del D2 de la Policía santafesina adscripto a la Inteligencia militar, Héctor Romeo Colombini («Pollo»). El séptimo era un agente secreto que operaba como Personal Civil de Inteligencia (PCI), pero al que Jaime no identificó por «la índole de las tareas que desempeña», se excusó en el expediente.

En la denuncia de 2013, el fiscal Walter Rodríguez relató lo que Jaime declaró en el sumario, que la patota logró «visualizar» a Ponti, cuando ella ascendía a un colectivo de la Línea 3 en la zona de Barranquitas. Que siguieron al vehículo en dos autos en los que se movilizaba el grupo: un Renault 6 que conducía Jaime y un Dodge 1.500 que manejaba «Potín» Domínguez. En el primero lo acompañaban Correa y Colombini. Y en el segundo, iban los otros cuatro: Domínguez, Hauque, Cabezas y el PCI.

La escena del crimen fue el microcentro, la esquina de 25 de Mayo y Lisandro de la Torre, donde Jaime «impartió la orden por radio» de interceptar al micro. «Dos hombres bajaron del Dodge para detenerlo a pie», mientras el Renault 6 le bloqueaba el paso. Jaime «tenía una injerencia determinante sobre el grupo, dijo que él «abrió fuego contra Ponti desde el frente del colectivo. Y lo mismo declararon Domínguez y Correa», agregó el fiscal.

La denuncia fiscal señala otra prueba. La sentencia del Tribunal Oral de Santa Fe en el juicio al ex juez Víctor Brusa en 2009, que condenó a Colombini, menciona el caso de Yolanda Ponti y la patota que operaba en Santa Fe. «En el archivo fallecidos Nº 1039 se describe la integración de una comisión formada para la búsqueda de delincuentes subversivos en la ciudad de Santa Fe, el 1º de diciembre de 1976 que persigue y da muerte a Yolanda Ponti. Y aparece allí el oficial ayudante Héctor Romeo Colombini».

El fiscal concluyó que el «aporte individual» de Jaime en el homicidio de Ponti fue «integrar y dirigir el grupo de tareas que desarrolló el operativo» y «disparar contra la víctima». «En el seno del grupo existió una evidente división de roles, en virtud de lo cual cada uno tuvo un efectivo dominio funcional del hecho», apuntó.

En la indagatoria del miércoles, el juez imputó a Jaime el mismo cargo: «haber integrado y dirigido el grupo de tareas que desarrollo el operativo» en el que murió Ponti. «La víctima intentó escapar por la puerta delantera» del ómnibus, «descendió a la vía pública», pero usted abrió fuego y la mató», le dijo el magistrado. Y agregó: «Concretamente se le imputa el  homicidio doblemente calificado por ser cometido con alevosía y con el concurso premeditado de más de dos personas en perjuicio de Yolanda Ponti»

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