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El «chancho» Cano, la bomba de tiempo que nadie vio venir

El acusado de haber matado a la maestra Vanesa Castillo el pasado jueves en el distrito de Alto Verde, purgó una condena por distintos delitos. En enero de 2017 cumplió la pena y volvió al barrio. Antecedentes policiales indican que en 2017 fue investigado por distintos hechos graves. Su madre, conmovida por la acción de su hijo, dijo que estaba bajo tratamiento siquiátrico.

La escena quedará por siempre en los ojos de los testigos, como penetra el tatuaje en la piel. Cano, de 30 años, pervertido, ex convicto, desquiciado, hunde varias veces un puñal en la humanidad de Vanesa Castillo, maestra reemplazante, 34 años y una hija de 11. Querida por la comunidad del barrio que creció al compás de la construcción del puerto en los albores del siglo 20.

Vanesa probablemente iba a titularizar su cargo el 27 de febrero. Estaba atenta a los escalafones, le metía garra. Recorría 50 kilómetros todos los días para unir su casa, en Santa Rosa de Calchines y la Escuela de Alto Verde. Además, estudiaba Historia. La violencia le ahogó el pulso justo cuando se abría la puerta de una vida mejor.

Su matador, Juan Ramón Cano, de 30 años, había salido de la cárcel de Coronda en enero de 2017, fijó domicilio en una casa de la Manzana 7 del barrio. Atrás quedó la pena por abuso sexual y coacciones en concurso real que lo llevó a dormir detrás de barrotes. Ya en el mundo libre «el chancho» volvió a hacer de las suyas. Pervertido, exhibicionista, solía desnudarse frente a los chicos de la Escuela Victoriano Montes, justamente, en la Manzana 7. Allí, fue que el jueves pasado abordó a Vanesa, en principio con la idea de robarle la moto.

En 2017, ya egresado de Coronda, su prontuario siguió engordando: el 26 de febrero enfrentó un proceso por tentativa de robo, el 6 de junio por  tentativa de abuso sexual y el 9 de octubre por portación de arma de fuego. Los pesquisas que trabajan a la orden del Fiscal Andrés Marchi consideran que la hipótesis del crimen excede al móvil de robo y asocian el hecho a una bronca de Cano por acciones de la maestra en el pasado, en el que habría denunciado a su asesino.

Cano salió de su casa ayer al mediodía a la calle repletada de sol y aire de río. Cargó un puñal y mucha bronca. Bronca que nadie vio venir.

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