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Echaron a un portero que acosaba a una estudiante en Rosario

La joven de 23 años denunció que el trabajador la espiaba constantemente. En un principio el consorcio no le creyó, por lo que debió intervenir el Instituto Municipal de la Mujer.

Una estudiante universitaria de 23 años denunció durante meses ante el consorcio de su edificio que el portero del edificio la acosaba. Pero como no dieron crédito a las acusaciones, finalmente el trabajador fue desplazado de su cargo gracias a la intervención del Instituto de la Mujer de Rosario. «Mirá que yo no soy Mangeri», le decía el trabajador a la chica, en alusión al portero acusado de asesinar a Angeles Rawson.

La denuncia y la intervención del organismo municipal llegó tras las constantes denuncias que no tuvieron eco en el resto de los inquilinos del inmueble. Esto derivó en una asamblea de vecinos realizada el mes pasado —pero que recién hoy trasciende—, que determinó finalmente que el portero fuera despedido con causa.En contacto con «El primero de la mañana», de La Ocho, la titular del Instituto de la Mujer Andrea Travaini contó que «en términos generales cuesta que a las mujeres les crean» por denuncias de acoso, porque aún persiste la idea que las mujeres «son las culpables de esos acoso. O por ejemplo en el caso de las violaciones lo que primero se hace es juzgar a las mujeres por cómo están vestidas».

«En el caso de porteros que acosa a chicas estudiantes nunca habíamos recibido denuncia. Este fue el primero y nos pareció un hecho muy significativo al compararse él con el portero acusado de asesinar a Angeles Rawson», agregó Travaini, en referencia a los dichos del acusado, quien según el relato de la víctima, la espiaba, la acosaba y le decía: «No me tengas miedo, yo no soy Mangeri».

La joven de 23 años denunció que el trabajador la espiaba constantemente. En un principio el consorcio no le creyó, por lo que debió intervenir el Instituto Municipal de la Mujer.

Una estudiante universitaria de 23 años denunció durante meses ante el consorcio de su edificio que el portero del edificio la acosaba. Pero como no dieron crédito a las acusaciones, finalmente el trabajador fue desplazado de su cargo gracias a la intervención del Instituto de la Mujer de Rosario. «Mirá que yo no soy Mangeri», le decía el trabajador a la chica, en alusión al portero acusado de asesinar a Angeles Rawson.

La denuncia y la intervención del organismo municipal llegó tras las constantes denuncias que no tuvieron eco en el resto de los inquilinos del inmueble. Esto derivó en una asamblea de vecinos realizada el mes pasado —pero que recién hoy trasciende—, que determinó finalmente que el portero fuera despedido con causa.En contacto con «El primero de la mañana», de La Ocho, la titular del Instituto de la Mujer Andrea Travaini contó que «en términos generales cuesta que a las mujeres les crean» por denuncias de acoso, porque aún persiste la idea que las mujeres «son las culpables de esos acoso. O por ejemplo en el caso de las violaciones lo que primero se hace es juzgar a las mujeres por cómo están vestidas».

«En el caso de porteros que acosa a chicas estudiantes nunca habíamos recibido denuncia. Este fue el primero y nos pareció un hecho muy significativo al compararse él con el portero acusado de asesinar a Angeles Rawson», agregó Travaini, en referencia a los dichos del acusado, quien según el relato de la víctima, la espiaba, la acosaba y le decía: «No me tengas miedo, yo no soy Mangeri».

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