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Drogas, porno y nazismo: los cinco escándalos de Lars Von Trier

Hay personas que basan su trabajo en la provocación, artistas encantados de que les cuelguen la etiqueta de ‘enfant terrible’ y luego está Lars Von Trier (58), un director con el que la prensa danesa recurre a su uso de psicofármacos para explicar sus titulares. Acostumbrados a sus boutades cuesta escandalizarse con algo suyo (después de ver cómo Charlotte Gainsbourg se rajaba el clítoris en ‘Anticristo’, ¿qué nos queda?), sin embargo, siempre es un personaje recurrente. Su última boutade ha sido decir que no sabe si podrá volver a rodar una película sin la inspiración de las drogas. De hecho, ha hecho una defensa artística de los estupefacientes diciendo que sin heroína no hubiera existido Jimmy Hendrix.

Si las drogas explican su filmografía, ¿pueden explicar también su tormentosa biografía? Aprovechamos aquí para repasar sus cinco escándalos más sonados.

«Más ruin no pude ser». Así se refería Von Trier al episodio de cómo dejó a su primera esposa, tras semanas después de su parto, por haberse enamorado de la maestra de su hija con la que apenas había hablado. Ocurrió en 1996, mientras Cæcilia, seriamente aquejada de una disfunción de la sínfisis púbica (dolores pélvicos, para entendernos), Lars se prendó de Bente con la que se casaría al poco tiempo de abandonar a su mujer y que, misteriosamente, sigue siendo su esposa. Lo mejor de todo es que este episodio lo narró él mismo en una biografía que le dejaba muy mal parado pero que autorizó.

«Comprendo a Hitler». ¿Confesarse admirador de HItler es lo más políticamente incorrecto y bestia que se puede decir trabajando en una industria dominada por judíos? Posiblemente. Por eso mismo, Lars decidió hacerlo en el Festival de Cannes de 2011. «Yo comprendo a Hitler aunque entiendo que hizo cosas equivocadas, por supuesto. Sólo estoy diciendo que entiendo al hombre, no es lo que llamaríamos un buen tipo pero simpatizo un poco con él». Desde luego, en la rueda de prensa del festival no se aburrieron. Él fue nombrado persona non grata en el Festival que le había encumbrado (tiene la Palma de Oro por ‘Bailar en la oscuridad’) y tan contento.

Sus peleas con las actrices. Penélope estuvo cerca de fichar por él y a última hora dio un paso atrás. Sin duda, ganó en salud mental. La única que ha podido hacerse con él es Charlotte Gainsbourg. Nicole Kidman reconoció haber acabado trastornada en ‘Dogville’, Björk escupía al suelo delante suyo amén de retirarle la palabra y de Kristen Dunst (‘Melancolía’) dejó dicho esto: «No protagonizará mi próxima película porque hay que chupar muchas pollas», aclaró. «No tiene, como diría yo, las competencias necesarias para ello». Al final, su película porno no fue para tanto.

Queridísima (y odiada) mamá. Será culpa de Freud pero a menudo se busca el origen de la personalidad de una persona en su infancia. La de Lars no debió ser muy feliz. Más de una vez ha proclamado su odio hacia su madre. Ésta le contó que el hombre con quien le había criado no era su padre biológico. Su auténtico padre era un católico cuya familia tenía tradición en la música clásica. Al parecer, ella quería que tuviera «genes artísticos». «Me siento realmente manipulado al haberme convertido en alguien creativo. Si hubiera sabido que este era el plan de mi madre, me habría dedicado a otra cosa. Eso le habría enseñado. ¡La muy guarra!».

Mató un burro. A menudo, las películas suelen incluir en sus títulos de crédito un aviso sobre que ningún animal ha sido maltratado durante el rodaje. Von Trier no pudo hacer eso en ‘Manderlay’, donde sacrificó a un burro (de acuerdo con la ley de Suecia y con veterinarios presentes). Este hecho hizo que John C. Reilly abandonase la película. Sí, no sólo las actrices han tenido problemas con él también más de un actor.

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